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› SANGRE BLANCA
DIRECTORA:
Bárbara Sarasola-Day. AÑO: 2018.
GÉNERO: thriller, drama. ORIGEN: Argentina.  
CON: Alejandro Awada, Eva de Dominici, Sergio Prina,  Rakhal Herrero, Guido Nuñez y Luis Mamaní.
DURACIÓN: 96 minutos. CALIFICACIÓN: para mayores de 16 años.

Una pareja lleva drogas dentro de su cuerpo. Martina y Manuel son mulas del narcotráfico de cocaína entre Bolivia y la Argentina, al servicio de los dueños de ese mercado ilegal. Cuando llegan a un hotel fronterizo, al joven le explotan las cápsulas y muere. No hay explicación alguna que alcance: ahora ella deberá entregar el cargamento completo, con su vida en riesgo.

La única salida que vislumbra es que la ayude su padre, quien nunca la reconoció y con quien no tiene relación. No tendrá más opciones, pero en medio de esa crisis puede nacer un vínculo inesperado, que los unirá hacia el futuro.

“Sangre blanca” es el segundo largometraje como directora y guionista de Bárbara Sarasola-Day, quien creció entre Salta y Buenos Aires y se formó en el cine en Londres y en Barcelona. El trío central de la historia lo componen Eva de Dominici, Rakhal Herrero (ambos componen la pareja en problemas) y Alejandro Awada (el padre).

Un personaje secundario, pero clave en el filme es Dani, interpretado por el tucumano Sergio Prina, multipremiado protagonista de “El motoarrebatador”. A LA GACETA le adelanta el eje de su intervención: “es un pibe de Salvador Mazza que tiene una ferretería en esa ciudad; por esta razón va y vuelve de Bolivia con distintos negocios. Conoce muy bien la frontera y a los gendarmes. Su aparición es importante, porque de alguna manera le da una gran mano a la protagonista para que pueda cumplir con un objetivo que tiene”.

Sarasola-Day comenzó a elaborar su guión a partir de las noticias que se publicaban sobre el narcotráfico en esa región. “Decidí instalarme por unas semanas en Salvador Mazza y conocer Yacuiba, una zona de gran diversidad cultural, vegetación densa, temperaturas elevadas, grandes mercados... Me interesan las fronteras porque rara vez son un destino, son espacios de tránsito permanente, una suerte de limbos. ‘Sangre blanca’ es una película de límites y territorios (geográficos y afectivos) inciertos, a los que uno entra sin posibilidad de volver atrás”, afirma.